Imposible decir que la noticia
nos pillara por sorpresa. Quizá algún día cuente cómo la Futura Portadora y yo, el Futuro Papá Novato, decidimos que en casa cabía más gente. Creo que el proceso es conocido por todos, lo enseñan en los colegios, pero tampoco es que hubiéramos cambiado nuestra vida
diaria para practicar sexo en los momentos de mayor probabilidad conceptiva. Es
más, jamás hicimos uso de calendarios, termómetros y demás elementos que
existen para hacer cálculos que aumenten las posibilidades de tener compañía en
un futuro no muy lejano. La única varianza en nuestros métodos sexuales fue la
ausencia de métodos. A la primera no pasó nada. Ni a la segunda. Parecía que
nos íbamos a librar, pero no, la noticia terminó llegando. Al principio fueron
unos días de retraso, normales, que cuando pasaron de la semana se acompañaron
de ciertos síntomas, anormales. La Portadora comenzó a sufrir un cansancio
exagerado y atar cabos no fue complicado. Pero, aun así, había que hacer la
comprobación final y superar... el test de embarazo.
Si has leído hasta aquí esperando
que te cuente cómo se usa el test te vas a decepcionar un poco. La cosa es
sencilla. Un tubo de plástico en el que se hace pis. Y si aparecen dos rayitas,
test superado. Supongo que el palito llevará algo incorporado porque yo he
hecho pis muchas veces sobre diversas superficies (en eso no soy novato) y
jamás me ha pasado que aparezcan unas rayitas.
El día elegido para la prueba fue
el sábado. Simplemente porque compramos el test de embarazo el viernes y La
Portadora había leído que el mejor momento para hacerlo era por la mañana,
cuando por lo visto se acumula mayor cantidad de nosequé cosa que indica que el
embarazo deja de ser una hipótesis. Así que esperamos al día siguiente. Después
leí que eso da igual, que vale cualquier hora (como unos días después
comprobaríamos) pero en ese momento si hubiéramos escuchado que es mejor mear
aguantando la respiración mientras agitábamos los brazos, lo hubiéramos hecho
(bueno, igual para esto nos lo hubiéramos pensado un poco).
Así que el sábado por la mañana
La Portadora se dirigió al baño con una misión por cumplir mientras yo esperaba
fuera. Desde el día anterior, en que sabía que se avecinaba la prueba, había
imaginado ese momento varias veces. Supongo que las películas ayudaron a mi
mente a crear una historia en la que La Portadora salía del baño y nos
sentábamos impacientes durante varios minutos, observando fijamente hasta que
aparecieran las rayitas. Sin embargo, o las películas mienten o La Portadora
tiene una barbaridad de gonadotropina coriónica humana
(la hormona que decía antes que tiene que estar presente) porque el efecto fue
tan inmediato, las rayitas salieron tan rápidamente, que La Portadora no tuvo
tiempo ni de salir del baño. Apenas tuvo que decir nada porque en cuanto la vi
supe que habíamos superado el test. Y con nota.
Y de recuerdo... nuestro test de embarazo superado |
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